Crónica sobre el uso del cubrebocas

Crónica sobre el uso del cubrebocas

El mundo entró en recesión luego de que un virus desconocido cobrara vidas y los especialistas en la salud no tuvieran respuestas para detenerlo. Fue entonces cuando nuestras actividades cotidianas se modificaron con tal de preservar nuestra seguridad a costa de nuestros empleos y rutinas, fue así como el uso del cubrebocas se convirtió en una necesidad.

 

Entre dimes y diretes se encontraba el uso del cubrebocas, algunos aseguraban que si ayuda a mitigar el contagio, otros aún insisten en que su uso no sirve de nada. Pero más vale prevenir que andar lamentando ¿o no? 

Al principio a todos nos costaba trabajo salir con el cubrebocas: “Es que no puedo respirar bien” decían los mayores; “Es que no me va” decían los vanidosos; “Esa enfermedad no existe, así que no usare cubrebocas” decían (dicen) los incrédulos. 

Un sin fin de comentarios que parecen vanas excusas y sin querer reflejan algo más: la naturaleza errante de los humanos de no prevenir situaciones de riesgo aunque fuera un método de control y prevención a una pandemia mundial. 

Oferta y demanda

Con el paso de los días se convirtió en un requisito para salir a la calle, esto disparo la «oferta y demanda». Los famosos cubrebocas KN-95 se cotizaron desde los 80 hasta más de 100 pesos mexicanos, cuando antes de la pandemia los adquirías por 15 a 20 pesos.

Había miedo y carencia de cubrebocas, la naturaleza del más fuerte salio a relucir, compraban por montones cubrebocas (aunque no montañas, como paso con el papel de baño) y así provocamos que se elevaran los costos. Los más sencillos pasaron de valer 2 pesos hasta 10 pesos en la farmacia y no hablemos de los tricapa.

Los rumores avanzaron y ahora la indicación de los voceros de salud era que no debías acaparar la compra de cubrebocas en las farmacias porque no estaban llegando a los médicos, enfermeras y enfermeros. Entonces comenzó la fiebre DIY: Do It Yourself o «hágalo usted mismo» y en un sin fin de vídeos tutoriales las personas comenzaron a realizar sus cubrebocas.

Aunque esta no fue una solución acertada pues se sabe que no cualquier tipo de tela es capaz de protegernos contra el virus del Covid – 19 que mide aproximadamente 5 micras. Pero el desacierto no es limitante y la creatividad es una aliada entonces hubo quien realizó caretas con botellas de plástico vacías.

Un accesorio más

En fin, hoy es un accesorio más que portaremos por necesidad y simple intuición de sana convivencia, es una responsabilidad, pero también es un elemento que podemos decorar o elegir entre infinidad de diseños que reflejaran un poco sobre nuestra personalidad. 

Hoy el cubrebocas te identifica y define; los hay lisos para los más conservadores, de figuritas para los que tenemos alma de niño, llamativos, sutiles, infinidad de diseños que no se limitan a la imaginación.

En las calles de la ciudad hay un desfile de cubrebocas de todas las calidades, bien colocados o mal puestos: narices afuera, cubrebocas al cuello o barbilla y no está demás en la bolsa de la camisa o el pantalón – solo para aparentar-. 

Úsalo por salud, conciencia o solo por requerimiento, pero úsalo bien, cubre nariz y boca hasta la barbilla, evita tocarlo del frente y usa aquellos de doble capa, no cualquier tela evita el contagio.  

Dime cómo usas el cubrebocas y te diré qué papel jugaste en esta pandemia

Es un accesorio que refleja el porque estamos viviendo la pandemia y porque aún no hemos podido controlarla. En fin, dime cómo usas el cubrebocas y te diré qué papel jugaste en esta pandemia. 

 

Objetos del confinamiento: una exposición digital

Grecia Quintero

Redactora de medio tiempo, soñadora de tiempo completo. Ciudadana interesada en la gestión cultural. IG: @greiss_q

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *